EL VALOR DE LA PALABRA EXPRESADA.

. lunes, 11 de febrero de 2008
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Han ocurrido una serie de hechos estos últimos días de los cuales sólo soy responsable de un comentario sincero dejado en un post importante y con mi identificación.

No soy de las personas que repite varias veces sus decisiones, porque cuando las tomo, son a firme, y salvo ante la fuerza y claridad de argumentos en contrario, suelo cambiar de opinión.


Reconozco que a través de mi existencia mas de alguna vez caminé en la línea de lo deshonesto, pero fue por una extrema necesidad, en resguardo de la tranquilidad de mi grupo familiar.


Me produce una instintiva reacción de defensa y desconfianza ante las palabras fáciles y los lamentos, siempre traen consigo una intención soterránea, y como creo que esa sensación se le pu
ede producir a los demás, definitivamente no esta dentro de mis practicas.

En situaciones especiales, mas cuando los sentimientos están por medio, he renunciado a todo los esquemas, posturas, caretas y egos propios de cada individuo, por el ser amado y como el mimbre me doblego hasta lo máximo, pero una vez que eso ya no es suficiente, me vuelvo a parar y lo que provocaba mi entrega total, definitivamente, pasa al olvido, manteniendo siempre presente que me puedo equivocar, y de hecho muchas veces me ha ocurrido. Como una máxima de vida he aprendido que de todos los que nos rodean, si somos inteligentes, obtendremos enseñanzas o estímulos.

Hago esta aclaración ante confusos cuestionamientos a mi conducta, la cuál, este último tiempo ha sido absolutamente transparente, sincera y muy leal.

Cada uno saque sus propias conclusiones, en lo que a mi respecta,
sólo puedo decir a mi favor, que sigo siendo el mismo, y camino por la misma senda por donde me encontraron y no tengo razón alguna, ahora, para cambiarla y soy responsable de cada palabra dicha y no me voy a desdecir por granjearme simpatías, afectos ni favores.

Abel.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La libertad de expresión es un bien muy preciado que no todos valoran como se merece. No conozco el asunto del que hablas, y por tanto no puedo valorarlo, ni debo hacerlo, aunque eso no me quita derecho de manifestar mi defensa a poder expresarnos con absoluta libertad a cada momento.